Por Ítalo Moreno, socio del CIHF.
En la madrugada del domingo 22 de febrero 2004 falleció Roque Gastón Máspoli, uno de los protagonistas de la hazaña del Maracaná, en 1950.
No lo pude ver atajando en el arco de Peñarol o de la selección uruguaya, ya que era muy chico cuando colgó los botines. Sí lo conocí como técnico, del otro lado de la línea de cal: lo recuerdo cuando dirigió al Peñarol campeonísimo de mediados de los años sesenta, cuando posaba junto a los jugadores para la foto del equipo, en aquellos partidos con el Santos de Pelé o de las finales con River Plate en la Libertadores de 1966.
Un hecho que no olvido es cuando en los partidos en el Estadio Centenario se colocaba del lado contrario al de lo que luego sería el banco de suplentes. Eran tiempos en que no existían los bancos de relevo y los jugadores estaban sentados en la platea.
Pero rememorando su época de jugador, mis recuerdos van a las fotografías, cuando ocupaba el arco vestido totalmente de negro, características de los arqueros de entonces, con el único blanco de las rodilleras, o imágenes del Maracanazo, abrazando a Zizinho, luego de ganar el campeonato del mundo, en lugar de festejar con sus compañeros...
Cuenta su historia que a los 16 años jugaba en las inferiores de Nacional, tradicional rival de los aurinegros; en 1940 pasó a Liverpool y en 1941 llegó a Peñarol para sustituir a Julio Barrios, que se había ido a River Plate, de la Argentina.
Es en el equipo “carbonero” donde obtiene su reconocimiento, al ser campeón uruguayo en 6 oportunidades: las temporadas de 1944, 1945, 1949, 1951, 1953 y 1954.
En el año 1949, Peñarol salió campeón con un equipo formidable: la base de la selección que iría luego al Mundial de 1950. Ese conjunto aurinegro era dirigido por un húngaro, Emérico Hirschl, y a Máspoli lo tenía como suplente de Pereira Nattero. Pero llegó a jugar los cinco últimos partidos del campeonato, entre ellos el clásico.
Fue llamado para integrar el “combinado” por Juan López que se preparaba para jugar el Mundial de Brasil en 1950. Es allí donde Máspoli trasciende las fronteras por haber defendido el arco de los celestes en ese recordado campeonato mundial.
Al regreso de Brasil, se afianza en el arco aurinegro hasta lograr jugar por espacio de 15 años, no sin antes jugar también en el Mundial de Suiza 1954, donde Uruguay obtiene el cuarto puesto, participando en el recordado partido frente a los húngaros en semifinales.
En 1955 cerró su carrera dentro del campo de juego y comenzó su trayectoria como entrenador. Dirigió a Danubio, River Plate, Peñarol, Elche (España), Olimpia (Paraguay), Sporting Cristal (Perú), Barcelona (Ecuador) y la selección de Uruguay.
Con los aurinegros volvió a ser campeón, desde fuera de la cancha. Obtuvo cinco campeonatos uruguayos, la Copa Libertadores en 1966 y se consagró campeón intercontinental ese mismo año.
También frente a la selección “oriental” obtuvo la Copa de Oro, en el llamado Mundialito de selecciones campeonas del mundo en 1981.
En 1982 dirigió en las eliminatorias para el Mundial de 1982, para el cual no pudo clasificar. A los 80 años fue convocado nuevamente a dirigir la selección, cuando estaba ya eliminada para el Mundial de Francia 1998.
Había nacido el 12 de octubre de 1917, y fue uno de los jugadores y entrenadores más reconocidos en el fútbol uruguayo.
Imagen de Máspoli consolando al capitán brasileño, Augusto da Costa, momentos después de finalizar el partido que pasó a la historia con el nombre de Maracanazo. (Es decir no solo intentó reconfortar a Zizinho).
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