Rogelio Antonio Domínguez (9 de marzo de 1931 en San Miguel / 23 de julio de 2004, Buenos Aires)
Por Guillermo Gasparini (Buenos Aires, Argentina), antiguo socio del CIHF.
Rogelio Antonio Domínguez, el “Flaco”, fue el dueño del arco de la selección argentina desde mediados de la década del 50 hasta el Mundial 62, atajó en el maravilloso Real Madrid que dominó por un lustro a Europa y hasta compartió la valla de River con Amadeo Raúl Carrizo. Desarrolló una exitosa carrera profesional por Argentina, España y Uruguay, entre 1951 y 1968, y por ello será bien recordado por los aficionados. Pero luego también se dedicó a la dirección técnica y en esa función le tocó conducir a un Boca Juniors caracterizado por el juego más brillante, minimizado a su vez en la evocación por la falta de títulos.
Como arquero fue siempre espectacular. Alto y de buen físico, dominaba el arco y el área. Volaba hacia los ángulos con plasticidad, convirtiéndose en el favorito de los fotógrafos. Casi siempre integró equipos a los que se les llegaba poco, pero siempre estaba presto a intervenir. Trascendió desde la tercera de Racing y en pocas actuaciones en primera alcanzó el puesto en la selección nacional. Apareció en un par de amistosos, ante Checoslovaquia e Italia, que se jugaron en Buenos Aires, y luego integró el insuperable equipo de “los carasucias de Lima”, que arrasó en un sudamericano. La historia registra el simultáneo traspaso del trío central – Maschio, Angelillo y Sívori – a Europa. Pero tras ese éxito se fue también Domínguez, al Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, nada menos. Con esa escuadra “merengue” ganó dos de las cinco copas de Europa consecutivas, y la primera copa Europea Sudamericana, frente a Peñarol.
Repatriado por Antonio Liberti en los comienzos del fútbol espectáculo, debió lidiar, como tantos otros, con la asistencia casi perfecta de Carrizo, quien en su prolongada carrera había relegado a muchos suplentes. Sin embargo Domínguez pudo ser titular en varios encuentros oficiales y amistosos, y además recuperó, por presencia, su puesto en el seleccionado argentino. En esa época de notables guardametas el entrenador Juan Carlos Lorenzo lo eligió, junto a Antonio Roma, para el Mundial de Chile. Y le tocó reaparecer en el último partido, el empate postrero con Hungría que determinó la rápida eliminación.
Sin poder asentarse en River, entonces, fue cedido a Vélez Sarsfield, el equipo de su barrio. Porque él vivió siempre en Villa Luro, a excepción de cuando debió actuar en el exterior.
Allí sí pudo reeditar sus notables desempeños de aquel Racing inicial y aunque estaba más experimentado, siguió deleitando con sus voladas de palo a palo. Era el Vélez de Daniel Willington, el exquisito delantero, pero también el del esforzado deambular de Antonio Cielinski y las picardías de “Pichino” Carone. Tras dos temporadas, el destino lo llevó a Uruguay, donde primero atajó en Cerro y luego en Nacional. Junto a Rubén Héctor Sosa, el “Marqués”, debió lidiar en esas batallas que eran los partidos de la Libertadores, ante el Racing de José. Aún recordamos su figura espigada corriendo desde el arco para intervenir en algún entrevero o para pacificar ánimos desbocados.
Sus primeras armas como entrenador las hizo en Chacarita. De allí lo contrató Alberto Armando, en 1974, para ponerlo al frente de un plantel donde brillaban Potente, Ferrero, García Cambón y Benítez. Un Boca de juego preciosista y goleador, que entusiasmaba a los hinchas. Domínguez era un entrenador que confiaba a ciegas en los jugadores. Sus entrenamientos eran siempre simples picados, alejados de todo el “laboratorio” de jugadas preparadas que ya había introducido Zubeldía en el fútbol argentino. El “Flaco” decía que a esos jugadores no había que indicarles nada, sólo dejarlos jugar. La falta de campeonatos le impidió permanecer mucho tiempo, y después su carrera como DT siguió en San Lorenzo, Gimnasia y Esgrima La Plata, Atlético Tucumán, Quilmes y Loma Negra, hasta llegar nuevamente a Racing, donde se inició su trayectoria. Pero el hito como entrenador había sido ese Boca del 74, que jugó como él había visto jugar desde siempre en los potreros.
Rogelio Domínguez se había iniciado en la quinta división de River en 1947. Al año siguiente pasó a préstamo a Dock Sud y a fines de la temporada fue cedido definitivamente a Racing. Comenzó en la tercera y debutó en 1951 en la primera división, en aquel equipo del primer tricampeonato, en La Plata, ante Estudiantes. La titularidad recién le llegó en 1953, cuando se retiró otro “Flaco”, Antonio Rodríguez. En Racing estuvo hasta mediados de 1957, y de allí saltó al Real Madrid, donde estuvo hasta fines de 1961. River compró su pase en enero de 1962 y a comienzos de 1964 pasó a Vélez Sarsfield. Tras dos temporadas, pasó primero a Cerro de Montevideo y en 1966 a Nacional, donde se retiró dos años después.
Como entrenador, además de en los clubes mencionados, dirigió a varios equipos chilenos. Dedicado luego al comercio, se mantuvo como consejero del Real Madrid durante un tiempo.
Sus números
Racing (1951-57) 121 partidos
River (1962-63) 12 partidos
Vélez (1964-65) 33 partidos
Selección (1956-1962) 21 partidos
Real Madrid (1957-62) 69 partidos (52 de Liga y 17 de Copas)
Cerro (1965)
Nacional (1966-68)
Rogelio Domínguez, fue tapa del El Gráfico en 1956.
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