Estuvieron cara a cara por primera vez en 1914 y este martes se juega la versión número 100. Hay 37 triunfos de cada uno y 25 empate, con 153 goles argentinos y 151 brasileños.
Por Oscar Barnade, socio del CIHF. También publicado en Clarín.
No estará Lionel Messi, el crack de este siglo. Sí Neymar Junior, la estrella brasileña. Pero el encuentro de este martes en Yeda, Arabia Saudita, tendrá un condimento especial: será el 100 en el historial de enfrentamientos entre Argentina y Brasil. El recorrido oficial comenzó en 1914, un tiempo después de la creación de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Desde entonces, entre partidos oficiales (mundiales, eliminatorias, copa América, copa confederaciones) y amistosos (Copa Roca, del Atlántico, de las Naciones, de las Américas y otros) jugaron 99 partidos, con 37 triunfos para cada uno y 25 empates. Se trata, entonces, del Superclásico más parejo del mundo.
Antes de ser una atracción irresistible en rincones lejanos de Sudamérica, los primeros enfrentamientos fueron organizados con el fin de estrechar lazos de confraternidad. Así lo entendían los dirigentes y jugadores argentinos que hicieron las primeras giras a tierras brasileñas, en 1908 y 1912. “En esa época resultaba agradable jugar fuera del país, pues con nuestros comportamientos contribuíamos a aumentar las simpatías internacionales. Los grandes estadistas utilizaban el deporte con fines diplomáticos”, contó Maximiliano Susan en la revista Caras y Caretas en 1931. Así lo entendía el general Julio Argentino Roca, el artífice de la Campaña al Desierto que provocó el genocidio de los pueblos originarios, cuando donó, en 1913, una copa de oro para ser disputada anualmente. “Para estímulo de la juventud que en nuestros países cultiva ese nobilísimo Sport y para establecer además un nuevo motivo de amistosas relaciones y comunes propósitos entre los mismos, vería con agrado que la copa se jugara tres años consecutivos entre teams brasileños y argentinos, quedando en propiedad de aquel que la ganara dos veces”, decía la carta que Roca le envió al diplomático Luis de Souza Dantas, ministro de Brasil en Argentina.
El primer partido de la historia se jugó el 20 de septiembre de 1914: Argentina (que representaba a la escindida Federación) venció 3-0 en la cancha de GEBA. Pero ese día no estuvo en juego la Copa Roca, sino una semana después, el 27 de septiembre, y ganó Brasil 1-0. Tres semanas después, el 19 de octubre, falleció el general Roca. La copa original quedó para siempre en propiedad de Brasil, porque después de la fusión de 1915 y la escisión de 1919, recién se volvió a disputar la Copa Roca en 1922 y se puso en juego otro trofeo.
Si bien el clásico sudamericano por excelencia en los primeros años fue Argentina-Uruguay, en algunos duelos de la Copa América la rivalidad fue tomando color y calor. La génesis fue el desempate del torneo de 1937, disputado en el Gasómetro, el lunes 1° de febrero, en horario nocturno. Hubo peleas, protestas, broncas, y el partido se definió a favor de Argentina en el alargue, en la madrugada del martes 2, con un doblete de Vicente de la Mata, Capote, el joven de 19 años que todavía pertenecía a Central Córdoba de Rosario, quien había ingresado por Francisco Varallo.
Ese partido dejó secuelas. Fue el inicio de una rivalidad que perdura. Argentina perdió la sede del Mundial 38 y se postuló para 1942 (incluso le ofreció a Brasil a hacerlo en conjunto). Por desavenencias con la Confederación Sudamericana, en 1939 la AFA se desafilió. Y en 1940, en un congreso realizado en Chile, los países sudamericanos se comprometieron a apoyar la candidatura brasileña cuando regresaron los mundiales. Argentina aceptó pero no olvidó. Una negativa a Bangú de Río de Janeiro a jugar amistosos en Buenos Aires hizo explotar las relaciones entre la AFA hizo explotar las relaciones entre la AFA y la CBF. Por esa ruptura y la huelga de profesionales de 1948 y el éxodo a Colombia, los dirigentes argentinos decidieron no participar primero de la Copa América de Brasil en 1949 y del Mundial en 1950 después.
Antes de ser bicampeón del mundo (1958-62), en un partido por la Copa Roca debutó Pelé y en el Sudamericano de Lima en 1957 los Carasucias (Maschio, Angelillo y Sívori) bailaron (3-0) a los futuros campeones. Luego, el Desastre de Suecia El 3-0 en la Copa de las Naciones de 1964, cuando Brasil festejó el 50 aniversario de la CBF, fue la gran revancha argentina. Pelé le pegó un cabezazo a José Mesiano, quien no pudo seguir. Entró Roberto Telch. Iban 29 minutos del primer tiempo y estaban 0-0. Ermindo Onega metió el primero y la Oveja Telch los otros dos. Fue la reivindicación de Amadeo Carrizo de Suecia 58: le atajó un penal a Gerson. Argentina, en el Pacaembú, humillaba al bicampeón mundial.
Recién en 1974 se enfrentaron por primera vez en un Mundial. Hasta ese momento habían jugado 50 partidos, con 26 victorias argentinas y 14 brasileñas. El dominio cambió de dueño en las últimas cuatro décadas, en especial en choque por los puntos (5 victorias propias y 12 rivales), y Brasil emparejó el historial.
En el saldo positivo de los últimos 40 años, Argentina apenas puede contar el 0-0 en la ronda semifinal del Mundial 78, el 1-0 en la Copa América del 83, el 1-0 en el Mundial de Italia, el 3-2 en la Copa América de Chile en 1991, el 2-1 en las Eliminatorias de 2002 y el 3-1 en las Eliminatorias de 2006. Y algunos amistosos para el recuerdo. Como el de hoy, que no será uno más. Será el centenario.
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