Por Marcelo Assaf (socio del CIHF).
Después de 105 años la historia hizo justicia con Chile, que se adjudicó la Copa América luego de una búsqueda que se hizo eterna para su noble afición. Y lo hizo en calidad de anfitrión, luciendo la fiesta en casa, en orden y con la bonhomía que caracteriza a sus habitantes. Un triunfo que además recuerda el carácter de precursor que tuvo en 1910 cuando el torneo tuvo un esbozo entre Argentina, Uruguay y Chile, dándole vida al por entonces torneo sudamericano.
El contexto donde se llevó a cabo la contienda tuvo que lidiar con algunas dificultades como las constantes preemergencias ambientales surgidas por las condiciones del aire, las restricciones vehiculares, que tienen en vilo a los conductores cada noche, para saber si podrán circular al día siguiente, y los temblores, característicos en un país acostumbrado a los sismos, y al castigo de los desastres naturales, con un promedio de dos por año desde 1980.
Sin directivos de Conmebol que dieran la cara a lo largo de la competición debido a los escándalos de corrupción que estremecieron al mundo futbolístico, la pelota rodó en ocho sedes con nueve estadios que vieron colmada su capacidad de manera progresiva, aunque el local siempre tuvo el respaldo de su gente, que asistió con 45.000 espectadores en los seis encuentros que sostuvo en el Estadio Nacional de Santiago.
El partido de menor convocatoria fue Bolivia 3 Ecuador 2, jugado en Valparaíso, ante 5.982 personas y con un desarrollo curioso. La selección del Altiplano vencía por dos goles, cuando los ecuatorianos tuvieron un penal su favor. Enner Valencia convirtió pero como hubo invasión, tiró nuevamente y el arquero Romel Quiñónez contuvo el envío. Poco después los bolivianos aumentaron desde los 12 pasos y aunque vieron recortada la diferencia ganaron luego de 18 años.
Finalmente Chile se adjudicó el Grupo A después de derrotar a Ecuador, un emotivo empate con México a tres tantos, donde le anularon dos acciones de gol, y un elocuente 5-0 a Bolivia, beneficiada con el 0-0 frente a los aztecas, quienes asistieron con un equipo B al estar enfocados en la Copa Oro de Concacaf. En cuanto a los ecuatorianos, no superan la fase de grupos desde 1997 aunque volvieron a ganar luego de 14 años tras imponerse 2-1 a los mexicanos y eliminarlos.
En el Grupo B respondieron los pronósticos al clasificarse tres equipos. Argentina llegó con el cartel de favorito, sin embargo mostró su mejor rendimiento en el primer tiempo contra Paraguay, pero después permitió la remontada para el 2-2 final. Doblegó a Uruguay, campeón vigente, con esfuerzo y al debutante Jamaica -que perdió sus tres duelos 1-0- para quedar primera. La escoltaron los guaraníes, dirigidos por un sorprendente Ramón Díaz, y los orientales.
Hubo suspenso hasta el último segundo en el Grupo C donde Brasil, otro de los favoritos, quedó al frente. Dio vuelta las cifras sobre la hora ante Perú en un cuestionado 2-1, luego cayó frente a Colombia 1-0 con gol de Jeison Murillo, el único anotado por los cafetaleros en el torneo, y superaron a Venezuela 2-1, sufriendo otra vez. Antes de la jornada decisiva los cuatro países sumaban tres puntos por lo que el cero entre peruanos y colombianos les dio el pase a ambos.
Y llegaron los cuartos de final. Para ganar la Copa América Chile tenía que hacer algo más de lo que generó en su tímido historial y se deshizo de Uruguay, en una noche inolvidable para la afición, donde el tanto que desequilibró la brega estuvo a cargo de un defensa, Mauricio “Huaso” Isla, cuando los de arriba no acertaban. Faltaban diez minutos y la serie de penales se veía cercana, pero un remate rasante entre las piernas de los rivales celestes quebró la paridad.
En el estadio Germán Becker de Temuco, el clásico del Altiplano quedó para Perú, gracias a un José Paolo Guerrero inspirado, con su novia en la tribuna, autor de tres anotaciones frente a Bolivia, que le servirían para candidatearse como máximo artillero del certamen, algo que ya había logrado en Argentina 2011. En el aumento de su producción, el atacante del Flamengo se acercó a una unidad del legendario Teófilo Cubillas, como goleador de todos los tiempos en la selección inca.
Los dos grandes contemporáneos sembraron dudas en su andar al llegar a la serie de remates desde el punto penal. Argentina dominó a Colombia toda la noche en Viña del Mar pero se encontró con un David Ospina imbatible y recién se impuso desde los 12 pasos, debido a que el cuadro de José Pekerman se esmeró más en desviar sus disparos. La fortuna para los Albicelestes fue igual a lo sucedido en Ecuador 1993, al recurrir a la suerte desde el manchón penal.
Y Brasil también se expuso al abismo después de empatar con Paraguay 1-1 y decidir su continuidad en los penales. Los dirigidos por Dunga se pusieron en ventaja y parecía que se daba la lógica. Pero esta vez la sonrisa fue albirroja, con el delantero Derlis González como héroe porque primero convirtió el gol del empate y después anotó el penal decisivo.
Claro que el efecto de su acierto fue negativo en el ámbito familiar cuando su tío falleció de un infarto al celebrar lo que estaba viendo por televisión. Días antes el padre de Edinson Cavani protagonizó un accidente de autos al atropellar a un motociclista que falleció, en un suceso que puso en duda la participación del ariete en el duelo frente a Chile. Fueron dos episodios desgraciados, lejos de los campos de juego pero que afectaron a los futbolistas.
En semifinales contaron con cuatro estrategas argentinos. Chile tuvo otro final feliz en el choque con Perú. Los dirigidos por Ricardo Gareca se quedaron con diez hombres por la expulsión de Carlos Zambrano aunque dominaron una buena parte de las acciones con un juego vistoso. Pero el cuadro de Jorge Sampaoli no podía defraudar a su gente y el oportunismo de Eduardo Vargas en dos ocasiones hizo posible el pase a la final.
Por su parte Argentina destrozó a Paraguay 6-1 luciendo a sus principales hombres en una noche por demás inspirada. Lionel Messi, condicionado por una amonestación, intervino en casi todos los goles para que los suyos anotaran a placer. Ya en el cotejo por el tercer puesto Perú reiteró su colocación de la edición anterior tras vencer a los paraguayos 2-0, algo que le sirvió a Paolo Guerrero para ser uno de los goleadores del torneo junto a Eduardo Vargas con cuatro dianas cada uno. El promedio del certamen fue 2,27 por partido, superando lo del 2011 con 2.07.
Y llegó el día esperado después de más de un siglo. Chile frente a Argentina, la final deseada por la afición local, que no quería a otro rival enfrente. Fueron dos horas tensas, con intenciones de buen fútbol pero sin un dominador claro. Y al igual que en Perú 2004 necesitaron de la serie de remates desde el punto penal. De los argentinos solo acertó Messi, en los chilenos hubo seguridad de no errar ninguno y cuando Alexis Sánchez definió a lo crack, todo un país se vistió de fiesta.
Por Marcelo Assaf, socio del CIHF
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