José Manuel Moreno, el crack incomparable, internacional indiscutido durante una década; integrante de la maravillosa Máquina de River Plate; triunfador en la Argentina, México, Chile, Uruguay y Colombia.
Extraído de la Revista Racing - Diciembre de 1975, colaboración de Sergio Pittis (socio del CIHF).
A través de una campaña memorable, tan prolongada como exitosa; vistió una vez, lejos de la capital, la casaca Académica, casi de incógnito, en un partido jugado en la ciudad de Tandil. En 1946 al volver de tierras aztecas, Racing hizo gestiones para incorporarlo a sus filas y que El Gráfico se hizo eco de tales tramitaciones y publicó varias notas en un artículo en el cual apareció El Charro con la blanquiceleste en compañía de Nicolás Palma, pero no pudo concretarse la operación porque los millonarios, hicieron valer la propiedad anterior del jugador.
Pero en 1951, tras su paso por Boca Juniors, y antes de retornar a Chile, donde se reincorporó a Universidad Católica, se produjo la fugaz aparición de Moreno en Racing, como agradecimiento a un alto funcionario académico, que le había conseguido una cantidad de bolsas de cemento, para refaccionar la casa que el crack le regalara a su madre en el barrio de Floresta.
Viajó con un seleccionado interministerial, que luego fue campeón sudamericano en Chile, a la ciudad de Tandil, donde jugó en el partido preliminar el equipo que dirigía Oscar Barralia.
En el match principal que se realizó en la cancha de Ramón Santamarina, Racing, doble campeón de AFA hasta ese momento, con el combinado tandilense Guillermo Stábile, entonces técnico de la Academia, no había viajado por razones particulares. El público local quería ver al Charro en el partido más importante y Moreno accedió al requerimiento popular.
Se le pidió a Llamil Simes, si aceptaba el cambio y el “Turco” se prestó de inmediato a la solicitud de la tribuna.
De esta manera, formaron por única vez la delantera albiceleste: Boyé, Méndez, Bravo, Moreno y Sued. Un espectáculo especial para sibaritas. El arte, la ciencia, la calidad, reunidos en un quinteto estupendo.
De pronto un centro del “Atómico” enviado sobre el área rival, y Moreno saltando con su clásica postura, aplicó un hermoso frentazo al balón, que fue a dormir a la red tandilense, ante el delirio de los aficionados.
Moreno jugando para Racing. Un hecho inédito que ocurrió lejos de la Capital, en un rincón de la sierra tandilense, que ese día se sintió sacudido ante el espectáculo de verlo en acción junto a tan notables compañeros.
Una de las pocas imágenes que se tiene de José Manuel Moreno con la casaca de Racing (El Gráfico).
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