por Osvaldo Gorgazzi, socio del CIHF
La segunda edición del Concurso Adrián Beccar Varela de primera división, disputado entre el 2 de diciembre de 1933 y el 11 de febrero del año siguiente, presentó varias curiosidades.
Por empezar, integró por primera vez en la era profesional a equipos que jugaban en ligas del interior, con uruguayos y los metropolitanos que por entonces militaban con exclusividad en el primer nivel del fútbol argentino. Inclusive, todo un adelanto para la época, su reglamento estipuló que árbitros provincianos tuvieran a su cargo partidos internacionales. Sin embargo, la participación de los clubes del interior, se limitó a las plazas que se consideró más importantes: las ciudades de Córdoba, Rosario y Santa Fe.
Por otro lado, la clasificación de los 18 equipos de la Liga Argentina de Football, que por entonces estaban en la división superior, se disputó en cuatro rondas, con una tabla única. Al finalizar la cuarta fecha se produjo un corte: los 8 primeros siguieron jugando por la Copa con los uruguayos y los clubes del interior clasificados para esas instancias. Los 10 últimos pasaron a disputar las rondas consuelo que eran por eliminación directa. Como método de desempate de dicha tabla, en plena época del gol promedio, o goal average, se reglamentó usar la diferencia de goles. Cosa que recién se terminó de imponer en 1971 en nuestro medio, unos 38 años después.
Curiosamente, entre estos últimos nos encontramos a varios clubes que estuvieron entre las primeras posiciones del campeonato que había terminado tempranamente el 19 de noviembre. Inclusive al campeón, San Lorenzo de Almagro, el segundo Boca Juniors, y, el cuarto, River Plate. El premio para estos equipos no incluyó trofeo alguno, pero sí los semifinalistas tenían asegurados premios en efectivo de acuerdo con lo que estipuló el reglamento. Cosa que lograron Huracán, Lanús, Boca Juniors y Talleres, el de Remedios de Escalada.
Algunos medios gráficos comenzaron a dar al conjunto de estos partidos, el tratamiento de “Concurso Consuelo”, como si fuera un torneo aparte y con copa propia, lo que generó ese erróneo concepto que todavía puede verse en alguna estadística publicada al día de hoy.
La final por el premio mayor tuvo también sus bemoles, pues cuando faltaban unos dos minutos para finalizar el encuentro, Arturo Scarcella, defensor del Racing Club, comete dentro del área una infracción contra Telmo Collins, extremo derecho de Central Córdoba de Rosario. Como la opinión del árbitro Manuel Sobreira, y la de los racinguistas diferían ampliamente, los jugadores albicelestes impidieron que el penal sancionado se ejecutase, por lo que el juez suspendió el partido.
El 14 de febrero de 1934 el Consejo Directivo resuelve convocar a la Junta de Presidentes de Ligas que prescribía el artículo 23 del reglamento del Concurso Adrián Beccar Varela cuyo fallo es notificado oficialmente en la siguiente reunión del 21 de febrero. El mismo establecía sucintamente:
1°. Declarar perdido el partido por el Racing Club.
2°. Suspender por dos partidos a Pedro Pompey, por tres a Arturo Scarcella, y amonestar a Juan Bottaso, Máximo Rodríguez, Ángel Serramia, Antonio De Mare, Vicente Zito, Alberto Fassora, Eduardo Leoncio y Roberto Bugueyro. En total 10 jugadores del Racing Club. El único que se salvó de semejante ajuste de cuentas fue el puntero derecho, Demetrio Conidares.
Por último, se felicitaba a Central Córdoba por el “brillante triunfo” obtenido.
Una perlita más: en el transcurso de ese concurso hicieron sus últimas apariciones oficiales cuatro clubes antes de sus “casamientos forzados”, pues de acuerdo con la resolución del 14 de febrero de 1934, se determinó que los clubes “Argentinos Juniors” y “Atlanta” pasaran a constituir un solo club que se denominaría “Atlanta-Argentinos Juniors” y que “Lanús” y “Talleres” se fusionaran al solo efecto de lo concerniente al fútbol y participaran en lo sucesivo como “Unión Talleres-Lanús”. Si bien esto no duró mucho tiempo, es tema para otro artículo.
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