El torneo de 1938 fue de lo más espectacular en cuestión de goles. Se marcaron 1.334 en 272 partidos y tuvo un promedio de gol impresionante: 4,904 por encuentro. Hubo dos fechas en las que se convirtieron 56 goles: ¡siete por partido! El autor de la nota nos lleva a recorrer un mundo de curiosidades que rodearon aquellos tiempos en que todo el año era carnaval de goles.
Por Ricardo Gorosito (Buenos Aires, Argentina), socio del CIHF.
Observando la estadística de goles convertidos en el profesionalismo, es fácil advertir que por muchos años se produjo cierta decadencia del fútbol ofensivo. Es que el gol, objetivo principal del juego, comenzó a alejarse de las canchas. Entre los factores que más incidieron para que eso ocurra, están las tácticas conservadoras impuestas por los directores técnicos que buscan por todos los medios “sacar” un resultado. Y se ha llegado en algunos casos al extremo de “celebrar” una derrota por diferencia mínima como visitante para tratar de revertir el resultado en casa. Así es el fútbol moderno.
Pero en 1938 la cosa era diferente y con menos presiones. Esa temporada marcó un récord en materia de goles. Tanto que se anotaron 1334 en 272 partidos, que significa un promedio de 4,904 por encuentro y el campeón, Independiente, señaló nada menos que 115 en las 34 fechas, cifra insuperable hasta hoy. En dos de esas 34 fechas, se marcaron 56 goles, con el impresionante promedio de 7 por partido.
La primera de ellas fue la cuarta, jugada el domingo 8 de mayo y hubo varios hechos salientes. Independiente en Avellaneda derrotó al ascendido Almagro nada menos que por 9 a 0. Esa tarde jugó en los rojos el puntero José Vilariño, de actuación anterior en Tigre y Huracán, quien se convirtió en el segundo “wing” del profesionalismo en anotar cinco goles en un encuentro. El primero había sido Gabriel Magán, de San Lorenzo, frente Tigre en 1932. Curiosamente, en aquella oportunidad, Vilariño también estuvo presente, pero defendiendo los colores del equipo de Victoria.
En La Plata, River goleó a Estudiantes por 8 a 1, con cuatro goles de José Manuel Moreno, dos de Bernabé Ferreyra y dos de Carlos Peucelle. Además, el arquero estudiantil, Francisco Fazioli, le atajó un penal a Aarón Wergifker. El gol “pincha” lo marcó el “Payo” Manuel Pelegrina tras recoger el rebote de un penal que le rechazó el arquero Sebastián Sirni.
Boca Juniors logró en la cancha de Ferro una holgada victoria frente a Talleres por 7 a 1. Aquí el paraguayo Delfín Benítez Cáceres convirtió cuatro con un dato anecdótico. Ese mismo domingo por la mañana había regresado de Paraguay en un largo viaje en barco y cuando le preguntaron si estaba en condiciones de jugar contestó que sí, y la prueba está en los cuatro goles convertidos. Los restantes fueron señalados por Angeletti (ex Talleres) Gáspari y Borques. Esa tarde actuó por única vez en la valla de Talleres, Julio Bosio, hermano de Ángel, el titular durante el año. Además de los siete goles recibidos, dejó para la estadística un penal que le contuvo a Alfredo González, otro ex jugador del albirrojo de Remedios de Escalada.
Platense, en Manuela Pedraza y Crámer, derrotó a Gimnasia por 6 a 2. Máximo Fernández señaló tres y Esperón, Prado y Campilongo los restantes.
La otra goleada estuvo en el viejo “Fortín” de Villa Luro donde Vélez le ganó 7 a 2 a Huracán. Genaro Canteli y Florencio Caffaratti convirtieron tres goles cada uno y Ángel Fernández el restante.
El arquero velezano, Jaime Rotman le detuvo un penal a Emilio Baldonedo.
Los otros tres partidos que completaron la fecha tuvieron resultados “normales”: Chacarita en Villa Crespo venció a Racing 2 a 0, Lanús y Ferro empataron en el sur 3 a 3 y Atlanta derrotó a Tigre en Victoria por 3 a 2.
56 goles y tres penales atajados. Una fecha apasionante.
El domingo 16 de octubre tuvo lugar la 25a. jornada, cuando Independiente ya se perfilaba como el más serio candidato al título que finalmente logró. Esa tarde nuevamente se convirtieron 56 goles, y 19 de ellos en sólo dos encuentros.
En el clásico entre River y San Lorenzo, jugado en el Monumental, se registró el empate más abultado entre dos equipos de los llamados “grandes”: 5 a 5. El primer tiempo terminó 2 a 1 para los “santos” y en la segunda etapa San Lorenzo llegó a estar en ventaja 5 a 3 a 10 minutos del final, pero Pedernera y Eladio Vaschetto en el último minuto sellaron el empate. De los 10 goles, seis fueron de cabeza, y resultó extraño que José Manuel Moreno, uno de los más notables especialistas en la materia, no señalara ninguno. El arquero oriental Juan Besuzzo de River, le detuvo un penal a Ricardo Alarcón.
Esa tarde, Racing fue protagonista de un hecho histórico. Por tercer domingo consecutivo anotó 8 goles. En las dos fechas anteriores les había señalado esa cifra a Estudiantes y Platense. Esta vez fue Lanús la víctima y el resultado final fue 8 a 1. La figura de la tarde resultó Evaristo Barrera que anotó cinco. El “Chueco” García hizo dos y completó el marcador Juan Angel Devizia. José M. Pérez, arquero granate, le detuvo un penal a Vicente Zito.
En los otros resultados, Estudiantes le ganó en Parque Patricios a Huracán 4 a 3, Chacarita dio la nota al vencer a Boca 3 a 0, Independiente logró una ajustada victoria en La Plata ante Gimnasia por 2 a 1, Talleres derrotó a Tigre 4 a 1, Vélez a Platense 2 a 1 y Ferro a Almagro por igual marcador. Atilio Ledesma, arquero de Estudiantes le atajó un penal a Carlos Belfiore de Huracán y Arico Suárez, de Boca, desvió otro.
112 goles en dos fechas. Otros tiempos… otro fútbol.
Imagen: José Vilariño, puntero de Independiente en la tapa de El Gráfico (1938).
Hay alguna razón para no mencionar siquiera a Arsenio Erico? quien resultó goleador de ese año con 43 goles.
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