Con orgullo podemos decir que el CIHF es uno de las pocas organizaciones en las que desde Río de Janeiro, Brasil, nos puede llegar un libro sobre la vida y trayectoria de un futbolista argentino. Fragmento del libro San Pontoni del Papa, Vida y Goles de un Bendito del Fútbol.
Por Felipe Soutinho (Río de Janeiro, socio fundador del CIHF).
En 1934, a los 13 años, René debutaba en la sexta división de Gimnasia pero, sin embargo, las dificultades económicas de su hogar lo obligan a emplearse como oficinista y a dejar la actividad futbolística. Pontoni estuvo dos años alejado de las canchas lo que, por su natural tendencia a engordar, le hicieron aumentar 30 kilogramos: de 45 a 75. Empero, los dirigentes "mens-sanas" tenían la intuición y estimaban que en "La Chancha", como lo conocían sus amigos, había un crack excepcional, que lo demostraba en los "picados" y entusiasmaba a sus amigos. “Y seguí en Gimnasia, con todos los amigos... Pero te digo que sin berretines de jugador. Sin esa ambición por llegar a ser alguien. Te repito que era yo el agradecido porque me dejaran jugar lo que yo más quería... Ya se hablaba de mí por Rosario, pero me sentía contento cerca de la familia... Y más que la vieja no quería saber de que fuera a jugar lejos de casa... Por ese entonces, cuando ya cumplía los quince años, entré a trabajar como corredor en la casa Bagley... Empezaba el gran cambio para mí y para mi casa... Ganaba un sueldo, disponía de unos pesos”.
Pontoni, convencido por la gente gimnasista, en 1937, a los 17 años, comenzó a adiestrarse intensamente, con un severo control en la alimentación. Cuando llegó a los 70 kilogramos, debutó en un clásico barrial frente a Ferro Carril Santa Fe (jugaba de local en el reducto de San Luis Correos), donde las canchas estaban a 200 metros de distancia, una de la otra, asegurándose la titularidad al anotar cuatro goles.
En esa época, conoció a su "compadre" dentro de la cancha, José Belarmino Canteli, con quien enarboló paredes y goles. A la prensa local había confesado que "siempre jugué para divertirme dentro de la cancha. Pisaba la pelota, amagaba, gambeteaba, hacía paredes con el Chengo Canteli y me iba hacia el gol".
Pontoni dejó de estudiar y trabaja en la sucursal que tenía la casa Bagley en Santa Fe. Empieza en una oficina con un sueldo inicial de cincuenta pesos, y va mejorando paulatinamente su situación, escalando posiciones hasta salir para hacer el servicio militar, cinco años después.
Un viajante de comercio, que le ha visto, interesa a Boca Juniors para que lo traiga a Buenos Aires. Ni René se entusiasma, ni entusiasma a Boca. Un emisario de este club, que lo observa, es rotundo: "Ese muchacho no sirve para el fútbol. Dentro de un año pesará cien kilos". A René tampoco le interesó demasiado: "Aquí gano 100 pesos, estoy tranquilo con mi familia, mis amigos y el club, porque no quiero ser un futbolista profesional, juego a la pelota por diversión y rechazo otras responsabilidades". Así se perdió Boca al mejor center forward argentino...
El Dr. Agustín Rodríguez Araya, presidente de Rosario Central, acordó con Gimnasia y Esgrima la transferencia de Pontoni en 6.000 pesos, siendo rechazada por René y su madre, que no quería separarse de su hijo, idolatrado por los hinchas gimnasistas. “En el 39 llegó al club la primera propuesta para comprarme... Fue de Rosario Central y ofrecían algo así como seis mil pesos... Pero, ni hablar... La vieja no quería, mis hermanos tampoco. Y ¿para qué te voy a engañar? Yo tampoco. Al año siguiente me nombran para integrar el combinado de Santa Fe que disputaba el Campeonato Argentino... Y entonces sí, ya empezaron a conocerme más... Ya preguntaban «quién era ese gordito que jugaba con el nº 9...» Porque, ¿sabés cuánto pesaba entonces? Como ochenta kilos... Grandote como ahora. Pero ganaba con la habilidad, me sacaba fácil a la gente y además marcaba goles...”
René aceptó una invitación para jugar un amistoso integrando el equipo de Colón de Santa Fe frente a Peñarol, en el estadio Centenario de Montevideo, donde ganaron los "carboneros" por 5 a 3, mostrando "Huevito" Pontoni una alta categoría, con jugadas brillantes y rechazando otra vez un ofrecimiento millonario, esta vez de los aurinegros uruguayos.
René tiene 20 años y es, en verdad, bastante gordo. Pesa 85 kilos. La casualidad va en su ayuda, cuando está por dejar de jugar. Santa Fe tiene que enviar un combinado al Campeonato Argentino. Unión no da sus jugadores. Los dan Colón y Gimnasia. Así viene René, quien, jugando contra Mendoza, en Ferro Carril Oeste, brilla tanto que, terminado el partido, dirigentes de Ferro lo encierran en una casilla, donde casi tiene que firmar por los "verdes" a la fuerza...
Durante esa temporada, en la final del Campeonato Argentino celebrado en Buenos Aires, Capital derrotó a Santa Fe, en un partidazo, siete a cuatro, con dos golazos de Pontoni al prestigioso arquero Juan Estrada, de Boca Juniors y del seleccionado argentino. Ya despuntaba su estilo elegante, ese que el periodista y poeta Osvaldo Ardizzone asoció a su nombre: “René... Y hasta la musical fonética de su nombre suena como asociada a la pinta de galán francés. Como si en la caprichosa ocurrencia del bautismo ya jugara el presagio de ese dandy metido a jugador de fútbol”.
Es descubierto por Newell’s Old Boys, pero la historia no es tan sencilla como parece. Dejemos a don Adolfo Celli -el famoso “Alemán”, descubridor de tantos talentos para el equipo rosarino- que la cuente: “Se jugaban las finales del campeonato argentino en la Capital Federal. Me encargaron que viera actuar a Gutiérrez, centreforward mendocino, y con tal fin bajé a Buenos Aires. Lo vi jugar en la cancha de Ferro. Se disputaba el match entre Mendoza y Santa Fe. Observé detenidamente su juego, y aunque poseía discretas condiciones, comprendí que su modalidad difícilmente se adaptaría a nuestra característica. Para Santa Fe jugaba un muchachito rubio. Fuera de forma, pesado, su desplazamiento era sumamente lento. Sin embargo, pasaba bien la pelota y su shot era violentísimo. El asunto no fue tan fácil. Dirigentes porteños tenían apalabrado a nuestro delantero, y cuando me preguntaron qué me parecía el muchacho respondí: «Regular, no más. Demasiado lerdo para tener éxito en primera»”. Zorro viejo pierde el pelo pero no la maña...
Y Pontoni confirmaba el nombre de su “descubridor” rosarino: “Un día Celli me habló, preguntándome si quería jugar en Newell’s. Yo le contesté que sí, pero sin acordarle mayor importancia a sus palabras, porque antes que él, también alguien, diciéndose representante de F. C. Oeste de Buenos Aires, me dijo lo mismo, y todavía lo estoy esperando. Y poco después, otro. Este era de Gimnasia y Esgrima de La Plata, pero tampoco apareció más. Así que cuando apareció Celli yo creí que me estaban «cargando» los muchachos, y no le di ninguna trascendencia al asunto”.
En 1941 se conmovió el fútbol santafesino, porque Gimnasia y Esgrima transfirió a la dupla Canteli-Pontoni y al marcador de punta César Garbagnoli a Newell's Old Boys. Canteli y Garbagnoli eran buenos amigos de Pontoni desde larga data: “Garbagnoli y Canteli saben jugar muy bien y a los dos los quiero porque fueron mis compañeros en los primeros grados. En efecto, cuando hice el curso primario en la escuela Juan José Paso me tocó en suerte sentarme en bancos junto a los de ellos…”. El doctor Ravena Palacios, directivo de Newell’s, con sus contactos políticos, logró el traslado del "Huevo" desde el Regimiento 12 de Infantería "Gral. Arenales" de Santa Fe, donde realizaba el Servicio Militar Obligatorio, al 11 de Infantería con sede en Rosario, para así acercarlo a su club. “Llega el año cuarenta y uno y tengo que cumplir con el servicio militar en Rosario... Entonces Newell's aprovecha y ofrece doce mil pesos... Negocio hecho y firmo. Y esta vez la pobre vieja no se puede oponer porque de todos modos ya estaba fuera de casa...”
En el primer entrenamiento, que sirvió como prueba principal, el adiestrador del conjunto del Parque de la Independencia, el "Alemán" Adolfo Celli, otrora una de las glorias de Colón, de Newell's y de la selección nacional, les otorgó la confianza a los futbolistas. Pontoni actuó durante 90 minutos y batió tres veces a Luis Bernabé Heredia, el golero titular de la "Lepra", quien jugó dos cotejos defendiendo el arco del combinado argentino.
Newell's, de inmediato, concretó las transferencias, abonando a Gimnasia y Esgrima de Santa Fe la suma de 22.000 pesos. El "Huevo" Pontoni firmó su primer contrato profesional: 1.200 pesos de prima; 200 de sueldo y la misma cifra por partido ganado. “Me acuerdo que Newell’s pagó por Garbagnoli, Canteli y por mí la suma de 22.000 pesos, todo un platal por ese entonces. Los diarios de Santa Fe y de Rosario hablaron mucho de este asunto, y no faltó quienes se hicieron cruces al comentar esa cantidad pagada por el club rosarino. Hubo quién dijo que los de Newell’s estaban locos y que Gimnasia y Esgrima se había sacado la grande…”
Tapa del libro San Pontoni del Papa, Vida y Goles de un Bendito del Fútbol (Felipe Soutinho 2017)
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