Ernesto Duchini (Nació el 10 de noviembre de 1910 en Capital Federal // Falleció el 19 de marzo de 2006 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
Por Oscar Barnade (Buenos Aires), socio del CIHF.
Pasión. Humildad. Sacrificio. Hidalguía. Decencia. Docencia. Fueron algunas de las virtudes que en vida lo convirtieron en un verdadero MAESTRO. Así, con mayúsculas. Porque más allá de haber sido el mejor descubridor de talentos de la historia del fútbol argentino, Ernesto Duchini fue un ejemplo de vida y corrección. Un referente para muchas generaciones. Y ese, tal vez, sea su mejor legado. Tenía 95 años cuando su vida se apagó, en el hospital Pirovano. Cuatro meses antes, María Brodsky, su compañera de toda la vida, también se había ido. Demasiada pena, demasiado dolor para tanta ausencia. La misma que ahora sentirán los que aprendieron de sus sanos y sabios consejos. Sus restos fueron velados en la sede del club Chacarita y esta mañana recibía sepultura en el cementerio del barrio.
Roberto Perfumo, Carlos García Cambón, Oscar Más, Rubén Ayala, Oscar Ortiz, Jorge Olguín, Rodolfo Fischer, Juan Carlos Puntorero, Raúl Savoy y Carlos Ischia y una enorme lista de figuras fueron modeladas por Duchini. Además, durante 20 años (1954-1974) estuvo a cargo de las divisiones juveniles de la Selección (ganó tres Panamericanos y un Preolímpico). Y durante otros 20 (1974-1994) fue asesor de los mismos. Su última tarea oficial fue la de colaborar con Menotti en la formación de del plantel que luego ganaría el Mundial Juvenil de Tokio 1979. Estos fueron algunos logros en su carrera como entrenador, que se inició en Chacarita en 1939 y en las inferiores del club en 1943. Sus otros tres clubes fueron River Plate, San Lorenzo de Almagro y Racing.
Duchini había nacido el 10 de noviembre de 1910 en pleno Barrio Norte, en Charcas y Pueyrredón. Pero a los ocho años ya vivía en Chacarita. El fútbol estuvo ligado desde entonces a su vida. A los 10 años, en la Dársena Sur, vio jugar a River campeón de la Asociación Amateur: "Mi padre me transmitió su amor por River. Las tribunas eran pequeñas, obviamente de maderas, y no iba mucha gente a la cancha", contó en uno de los tantos reportajes que le hicieron. Su primer club fue Pequeño Alumni, que estaba en Concepción Arenal y Triunvirato. Y a los 15 años llegó a Chacarita y debutó en Primera en 1928, en el amateurismo, en un partido frente a Sportivo Buenos Aires. Jugaba de half derecho (lateral derecho) y le tocó enfrentar nada menos que Carlos Peucelle, otra gloria del fútbol argentino. Jugó, hasta 1938, 145 partidos y marcó 5 goles. Hace cinco años, Clarín lo reunió junto a Francisco Varallo para recordar los 70 años del inicio del fútbol profesional. Y Pancho lo definió como jugador: "No le pegaba a nadie. Jugaba demasiado bien al fútbol, como para preocuparse en golpear. Daba gusto verlo en la cancha con esa elegancia y esa pinta bárbara".
Cuando le preguntaban cuántos jugadores había descubierto, él no se adjudicaba pergaminos: "Nadie, absolutamente nadie, puede acreditarse el descubrimiento de un jugador. Los que tienen talento nacen y andan por ahí. Lo que pasa es que muchas veces uno los ve o se lo marcan y lo único que hace es ficharlo para su club. Otras, es producto de la casualidad. Puedo citar tres que llegaron a ser figuras importantes en el fútbol argentino, a los que vi de manera casual". Esos tres jugadores eran Perfumo, Más y García Cambón.
Cuando hablaba de su pasión, de las divisiones inferiores, Duchini destacaba: "Tenemos algo que es fundamental: material humano. Se necesitan dirigentes capaces, técnicos con vocación y un cuerpo médico idóneo para que cuide a los jóvenes en la edad que más lo necesitan. Me interesa insistir en un aspecto: en nuestro país para que sigan surgiendo jugadores, lo único que necesita un club son 50 pelotas, camisetas, pantalones, medias y zapatillas". Y decía de los chicos: "Hay que saber hablarles. Algunos técnicos acostumbran a hablar con el que anda bien cuando, en realidad, el que necesita que le hablen es el que anda mal. Seguro que precisa un consejo, un apoyo".
Para Duchini la profesión tenía una gran satisfacción. "Lo que más me reconforta es el agradecimiento de los que llegan. Me encariño con ellos y después tienen que dejarme porque suben, pero cuando están arriba y se acuerdan de lo que pasaron es mi mayor satisfacción. Muchas veces pensé en dejar, pero los chicos me obligan a seguir. Lo hago por ellos...".
Decía, también, que su maestro había sido Renato Cesarini, "Para nosotros, los que lo conocimos y lo tratamos, fue la Biblia". El 19 de marzo de 2006, parece ayer, se nos fue otro profeta del fútbol.
Imagen de Ernesto Duchini, en su época de jugador de Chacarita Juniors, tapa de la revista La Cancha.
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