lunes, 17 de diciembre de 2018

Síntesis de la Superliga 18/19

La Superliga Argentina: en esto del ser argentino, de creerse insuperable, ingobernable, rebelde, superior y canchero, nada mejor que argentinos para denominar lo argentino. Por eso su torneo de fútbol, su liga dominical, enaltece y sobredimensiona desde el nombre lo que no puede defender en los campos de juego: canchas antiguas, violencia en las tribunas, barras bravas, encuentros sin visitantes son solo algunos de los problemas que engendra.
Por Ignacio Titimoli, socio del CIHF.
 
En ese contexto, la pelota rodó. Los partidos se jugaron, se suspendieron, se reprogramaron; hubo victoriosos y perdedores, equipos revelaciones y otros que, sin más, prosiguieron al pie de la letra su destino de agonía. Nada diferente a lo que ocurre cada torneo. Pero en este, de una manera menos habitual, Boca no acabó el primer semestre como líder indiscutible. Sus millones y la repartija del equipo en multicompetencia, significaron la resignación del torneo local por la obsesión de la Copa Libertadores. Similar situación vivió River, convencido decididamente a vivir sus días como equipo competitivo en el ámbito internacional, pero no en el local; también River ha torcido su tendencia con Gallardo como estandarte.
Hay un equipo afianzado, que es Racing, que parecía que se caía, allí por la fecha 8 y la 9, cuando no lograba cerrar los partidos y la ventaja sobre sus perseguidores aminoraba y parecía que sí, que era para siempre, pero no. El aire llegó una fecha después, la 10, contra San Lorenzo, con una sufrida y complicada victoria por 2-1. Desde ahí, todo siguió su cauce habitual: cuatro victorias y un empate y una consolidada posición en el primer puesto, a 6 de Defensa y Justicia, que no le pierde pisada.
O a 3 o a 4, no se sabe. Porque si algo caracterizó también a esta mitad de torneo, fueron las consecutivas reprogramaciones y suspensiones de encuentros. Ya la fecha 1 tuvo un encuentro reprogramado: fue Independiente - San Martín de Tucumán. El equipo de Ariel Holan en plena recuperación y consolidación contra el ascendido y debutante en la categoría. El partido que debía haberse jugado entre el 10 y el 13/8, se jugó tres meses después, el 7/11. En total, entre suspensiones y reprogramaciones, los partidos suspendidos fueron trece.
Justamente es Defensa y Justicia uno de los equipos con asteriscos en la tabla. Y el partido que debe -o que le hicieron adeudar- es frente a River, el líder en inasistencias en esta Superliga. De 15 posibles partidos, solo jugó 11. Es decir, que la foto de fin de año muestra las dos caras de la moneda: la inefable sensación por la obtención del objetivo primordial, la Copa Libertadores y la posibilidad de disputar el Mundial de Clubes, por un lado y sus 19 puntos cosechados que pueden convertirse en muchos más o en unos pocos más o en ninguno más, por el otro.
Otro de los puntos destacables de esta Superliga es el caso de Lanús. Equipo y club modelo desde hace tiempo, exactamente hace un año vivía sus días de gloria absoluta: tras continuos fracasos, ascensos y descensos, en los últimos 30 años había logrado consolidarse en la Primera División y disputar por primera vez la final del certamen continental más importante, la Copa Libertadores. Su equipo diezmado, los errores dirigenciales del último tiempo hacia acá y su malinterpretación futbolística devinieron en complicaciones con su mentada estabilidad en el alto nivel. Abrazado a su levantada final, que lo ubica con 15 puntos, y a la apuesta por la vuelta de su jugador de todos los tiempos, José Sand, busca quedar en el lote de los 22 permanecientes.
Dato curioso el del fútbol argentino, que pierde figuras repentinamente por el poder económico de Europa, aunque últimamente también por el de China, Emiratos Árabes, Brasil y México. 
“Económicamente no puede competir”, suele decirse en la jerga futbolera. Los restos quedan, el fruto se pierde. Y algunos vuelven, ya de grandes, “más maduros”; Vélez supo ganar y luego perder en esa dialéctica. Sin embargo, probablemente haya ganado por duplicado, contra lo que todos creyeron: su sostenida firmeza en el torneo lo aleja de los promedios bajos y lo ubica en los lotes principales, a 9 puntos del puntero Racing y con un técnico serio alejado del chusmerío y la banalidad.
Definitivamente es un torneo donde la histeria puede convivir con la seriedad. Donde directores técnicos serios pueden convivir con otros que no lo son tanto y con dirigentes que menos que menos. Qué más: Guillermo Barros Schelotto, bicampeón con Boca, está próximo a ser destituido por la no consecución del objetivo primordial. Cuantos otros equipos darían lo que no tienen por cumplir los secundarios. Sin embargo, contra todo discurso, lo único que avala y prevalece son los resultados. El discurso off the record, el despido arbitrario, la corrupción dirigencial y el chantaje televisivo también forman parte de la Superliga y, por ende, del fútbol argentino.

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