Fue entre 1988 y 1989. El primero de los cuatro títulos fue la Copa Libertadores al derrotar a
Newell’s Old Boys en Montevideo 3-0 (había perdido la ida 1-0). Luego llegaron
tres títulos más: la Intercontinental ante el PSV Eindhoven de Holanda, donde
jugaban Ronald Koeman y Romario, en una dramática definición por penales; la
Recopa; y la Interamericana.
Por Antonio Statis, socio del CIHF.
Nacional de Montevideo quería revancha. En 1987 el
campeón de la Copa Libertadores de América había sido su archienemigo de toda
la vida: Peñarol, venciendo en el último minuto del tiempo suplementario al
América de Cali colombiano por 1-0 con gol de Diego Aguirre. Y el Tricolor
quería que la edición de 1988 fuera suya. No sólo la Copa Libertadores fue
suya, con la obtención del máximo título continental dio inicio a un ciclo,
hasta ahora, nunca más repetido por otro equipo uruguayo.
Esta edición trajo innovaciones en el sistema de
disputa: en primera fase los dos primeros de cada grupo pasaban de instancia.
Desde segunda fase se estableció un sistema eliminatorio por parejas. El
campeón clasificaba directamente a tercera fase y no a semifinales como hasta
1987. Se dispuso que para determinar un clasificado en las instancias
eliminatorias, a igual cantidad de puntos y saldo de gol, el equipo con más
goles anotados como visitante pasaría de ronda. En la tercera fase clasificaba
el mejor equipo de los tres eliminados.
Integró el grupo 3 en la primera fase junto a
Montevideo Wanderers (el otro conjunto oriental) más América de Cali (último
subcampeón) y Millonarios de Bogotá.
Su debut se produjo el 29 de junio de 1988 ante
Wanderers de visita en un empate a cero. Luego llegarían tres victorias
consecutivas ante América de Cali (2-0) y Millonarios (4-1) en Uruguay para
confirmar su condición de “favorito” en la zona. Otra victoria, también como
local, ante Wanderers por 1-0 con gol de Héctor Morán, lo clasificaba prácticamente
hacia la segunda fase de la Copa.
Sin embargo, el dato saliente fue la derrota
estrepitosa que sufrió el 29 de julio de 1988 (justo un mes después del debut
copero) ante Millonarios en Colombia por 6-1 con goles de O. Juárez, Arnoldo
Iguarán y Mario Vanemerak (ambos en dos oportunidades) y Martín Lasarte, en
contra. Nadie podía imaginar en ese momento, que luego de caer por ese
marcador, Nacional terminaría levantando la Copa.
La excursión del equipo que dirigía Roberto Fleitas
continuó ya en la segunda fase ante la Universidad Católica de Chile. De
visitante, Nacional comenzó a ganar la serie: un empate 1-1 (con gol de Felipe
Revelez) le permitió en la vuelta empatar 0-0 y clasificarse por el gol de
visitante.
En la tercera fase el rival a vencer era el Newell’s
Old Boys de José Yudica. El partido de ida se disputó en Rosario y finalizó 1-1
con goles de Juan Carlos De Lima, para Nacional, y de Jorge Pautasso, para el
conjunto argentino. La revancha se jugó seis días más tarde, el 28 de
septiembre, y el equipo uruguayo se impuso por 2-1 con goles de Santiago
Ostolaza y Yubert Lemos.
En semifinales, Nacional venció como local al
América de Cali por 1-0 y empató de visitante 1-1, por lo que se clasificó para
la gran final ante Newell’s Old Boys que seguía en la Copa por ser el mejor de
los eliminados en tercera fase y había dejado en el camino a San Lorenzo (1-0 y
2-1).
El partido de ida se disputó el 19 de octubre en el
Parque de la Independencia y el conjunto argentino ganó por 1-0 con gol de
Jorge Gabrich. La revancha se disputó siete días más tarde y ganó Nacional 3-0
con tantos de Ernesto Vargas, Santiago Ostolaza y el capitán Hugo De León, de
penal. A pesar de que esta diferencia Nacional la consiguió dentro de los
noventa minutos reglamentarios, se disputó un alargue de 30 minutos en donde el
marcador no se modificó. Nacional era por segunda vez en nueve años, campeón de
América. Levantaba el máximo trofeo del continente americano por tercera vez en
su historia (ya lo había hecho en 1971 y 1980).
Pero Nacional no tenía tiempo para festejar... Es
que 46 días después debió disputar la final de la Copa Intercontinental de
Clubes ante el poderoso PSV Eindhoven de Holanda que era dirigido por Guus
Hiddink. El partido se disputó en el mediodía de Tokio, el 11 de Diciembre de
1988, con el arbitraje del colombiano Jesús Díaz Palacios ante 62.000
espectadores.
Nacional ese día alineó a: Jorge Seré; Tony Gómez,
Hugo De León, Felipe Revelez y José Luis Pintos Saldaña; Santiago Ostolaza,
Ernesto Vargas, Yubert Lemos, Jorge Cardaccio; Juan Carlos De Lima y William
Castro. Por su parte, el PSV alistó a: Hans Van Breukelen, Eric Gerets, Adick
Koot, Ronald Koeman y Jan Heintze; Soren Lerby, Arie Van Aerle, Gerald
Vanenburg, Juull Ellerman; Romario y Wim Kieft.
Un tempranero gol de Ostolaza de cabeza puso arriba
al equipo sudamericano. En el complemento, Romario igualó por lo se fue al
alargue, otra vez. Allí un dudoso penal convertido por Ronald Koeman puso en
ventaja a los europeos y otra vez Ostolaza, cuando el tiempo expiraba, puso el
2-2 final. Los penales determinarían al campeón Intercontinental de 1988.
Se ejecutaron en total 20 penales en donde la gran
figura fue el arquero oriental, Jorge Seré, quien detuvo los remates de Wim
Kieft, Eric Gerets y Arie Van Aerle. La Copa para Nacional estaba en los pies
de Tony Gómez. El defensor no falló y, tras una dramática definición por
penales, el festejo fue todo Tricolor.
Al año siguiente, ya con Héctor Núñez como
entrenador, Nacional afrontó otros dos desafíos: la Recopa Sudamericana (ante
Racing Club de Argentina) y la Copa Interamericana frente al Club Deportivo
Olimpia de Honduras.
El 31 de enero de 1989, en el estadio Centenario
venció a Racing 1-0 (gol de Daniel Fonseca) en el partido de ida de la Recopa.
La revancha se jugó una semana más tarde, en cancha de Vélez Sársfield, y
empataron 0-0 por lo que Nacional se consagró campeón. Pero queda en el
recuerdo el penal fallado en el segundo tiempo por Walter Fernández de Racing y
un claro penal de Ostolaza por mano del mediocampista que el árbitro del
encuentro, el paraguayo Gabriel González, omitió. Todo el estadio vio la mano,
menos el juez.
Dos meses más tarde, Nacional quería hacer Poker de
títulos en menos de un año. Y para lograrlo debía derrotar al Club Deportivo
Olimpia de Honduras a partido de ida y vuelta.
El primer cotejo se llevó a cabo el 5 de marzo de
1989 en el Estadio Metropolitano Tiburcio Carias de Tegucigalpa, Honduras, con
el arbitraje del mexicano Arturo Brizio Carter y finalizó 1-1 con goles de
Daniel Fonseca para Nacional a los 17 minutos del primer tiempo y de Belarmino
Rivera, de penal, para el conjunto local. La revancha se jugó el 29 de marzo en
Montevideo y Nacional se impuso claramente por 4-0 con tantos de Daniel
Fonseca, Santiago Ostolaza y Noé, en dos oportunidades.
Así, Nacional de Montevideo en menos de un año,
conseguía cuatro títulos internacionales. Jugando contra equipos poderosos y no
tanto. Pero demostrando personalidad y carácter para afrontar situaciones
límites. Reponiéndose de adversidades como aquél 1-6 de Bogotá ante
Millonarios. Poco importaba: Nacional ya había conseguido “su” Poker en menos
de un año.
Foto del equipo que consiguiera la Copa Libertadores en 1988.