viernes, 16 de enero de 2015

El quemero de la Patagonia rebelde

MARTES, 15 DE ABRIL DE 2014.

Por Pablo Viviani (socio del CIHF).

Buenos Aires, 14 de octubre (Télam, especial, por Pablo Viviani*).- Uno de los clubes más pintorescos, ya sea por historia, hazañas o símbolos, es el Huracán de Parque de los Patricios. Sin embargo, como con tantos otros, muchas veces sus grandes historias no son conocidas. Los orígenes nunca fueron certeros, aunque lo único seguro es que la mayoría de los integrantes eran miembros del Partido Socialista.
Huracán había sido creado con la idea de acoger a los niños y jóvenes carentes de contención social y familiar, siendo integrantes familias precursoras, como las de Alfredo Palacios o Nicolás Repetto.
Pero eso no es todo, pues para 1913 había un referente del Partido Socialista en cada team del Globito. El más conocido era el half Vicente Chiarante, que jugaba en Segunda División. También se destacaban Carlos Chiarante en Tercera, Albino Argüelles en Cuarta y Benigno Argüelles en Quinta. Todos tenían la particularidad de que ocupaban el puesto de entreala izquierdo.
De acuerdo con la cantidad de hermanos, los Chiarante podrían haber formado su propio equipo, aunque en Huracán sólo actuaron Carlos, Vicente y Enrique.
Este último fue el de mayor militancia dentro del Partido Socialista, constituyéndose en uno de los fundadores del Partido Comunista local y creador de la Federación Deportiva Obrera en 1924. Pero sería Pedro Chiarante quien luego sería dirigente del gremio de la construcción y un cuadro histórico del PC.
Sin embargo, esta nota se va a ocupar de Albino Argüelles, el menos talentoso de los nombrados. Herrero, igual que su hermano menor nacido en Nueva Pompeya el 5 de febrero de 1896.
Argüelles participó en las jornadas sangrientas de la Semana Trágica de 1919, en los talleres Vasena, y eso lo obligó a ocultarse para escapar de constantes persecuciones. Después de tanto militar, se afilió finalmente al Partido Socialista el 25 de mayo de 1919. Según Osvaldo Bayer, estaba también afiliado al Partido Socialista Internacional, pero como estaba “no demasiado metido, decía que era socialista”.
Pedro llegó a narrar que “desde hacía años conocía a Albino Argüelles. Estábamos acostumbrados con Enrique a verlo por las calles del barrio”, aunque esa relación se transformó en amistad cuando ambos ingresaron al Centro de Nueva Pompeya del Partido Socialista Internacional.
Albino buscaba nuevos horizontes y, tras un empleo, el hombre de Globito en pecho partió hacia San Julián (Santa Cruz) para ejercer su oficio. A Argüelles lo admiraban por su sabiduría popular, con luchas y dolores a cuestas, y por eso lo nombraron inmediatamente secretario general del Sindicato de Oficios Varios de esa ciudad portuaria.En una ocasión, de regreso en Buenos Aires, en el local que el Partido Socialista Internacional poseía en Almafuerte y Sáenz, dio una charla sobre las tremendas condiciones de vida y explotación de los trabajadores en la Patagonia.
En el verano de 1921 y antes de emprender su último viaje al Sur, se reunió un grupo de camaradas encabezados por Albino y Benigno Argüelles, Pedro y Enrique Chiarante, y Fernando Serradel, para redactar el esbozo de lo que sería el pliego de reivindicaciones de los obreros patagónicos. Quien le dio forma definitiva fue Serradel, otro de los fundadores de Huracán.Argüelles volvió a San Julián y se convirtió en uno de los referentes del conflicto, junto con el anarquista Ramón Outerello, José “Facón Grande” Font y el secretario de la Sociedad Obrera de Río Gallegos, Antonio Soto.
El hombre de los Corrales al Sud era considerado el más inteligente y por ello fue inmediatamente nombrado para organizar las columnas de centenares de peones rurales patagónicos en la huelga de 1921, en la cual pedían mínimas mejoras en las condiciones de trabajo.
Cuando llegaron las fuerzas represoras del capitán Elbio Anaya, les pidió parlamento a los dirigentes huelguistas, aunque eso fue sólo una excusa para apresarlos, castigarlos rudamente con garrotes y sables, y ordenar los fusilamientos.
Aunque en el parte militar de Anaya se detalló que el entreala Argüelles fue fusilado el 18 de diciembre por las tropas del coronel Héctor Varela, siendo “muerto mientras intentaba huir”, se constató luego que por el sólo hecho de reclamar habían perecido de igual forma unos mil quinientos trabajadores.
Ese mismo día, en el lejano Parque de los Patricios, el Globito le ganaba a Platense y quedaba a cuatro puntos de Del Plata. Huracán se alejaba de sus seguidores y en el próximo partido se proclamaría campeón por primera vez, aunque Argüelles ya no estaría para enterarse de las noticias de su querido club.
En noviembre, apenas un mes antes, había nacido en Buenos Aires la hija que Argüelles jamás conoció. Irma fue fruto del amor de Albino con Clara, y fue concebida meses antes de la partida del huracanense a la Patagonia. Al enterarse, semanas antes de morir, Albino le había enviado por carta unos dulces versos.
Al conocerse el asesinato de Argüelles, según contó Pedro Chiarante, se llevó a cabo un funeral cívico en la casa de los padres en la calle Aconquija, de Parque de los Patricios, al que concurrieron “miles de vecinos, militantes obreros y políticos, y representaciones de los partidos Comunista y Socialista”.
En el mismo lugar donde fue fusilado Argüelles están hoy los restos de sus compañeros que se levantaron contra la patronal. Ochenta años después de su asesinato llegaron a ese lugar las cenizas de su compañera y de la hija de Argüelles, transportadas desde Buenos Aires por su nieto.

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