viernes, 16 de enero de 2015

José, ¡Qué bien se TV!

Por Óscar Barnade (socio del CIHF). Nota publicada en Clarín en 2014.

Veíamos las cámaras y no entendíamos nada. Mirábamos para acá,  para allá. Nos reíamos. Eramos tan jóvenes”. Juan José Pizzuti trata de recuperar imágenes del San Lorenzo-River que el 18 de noviembre de 1951, inauguró la era del fútbol televisado en el país. 

Pizzuti fue uno de los 22 protagonistas en el mítico Gasómetro. Para San Lorenzo jugaron: Blazina; A. Martínez y Basso; Zubieta, Cívico y Fontana; Picot, José Maravilla, J. Benavídez, Farro y Silva. Para River: A. Carrizo; J. Ramos y Soria; Yácono, Venini y Ferrari; Vernazza, Pizzuti, W. Gómez, Labruna y Loustau. 

Iban 9 minutos cuando el sanjuanino Maravilla, con un remate bajo, anotó el primer gol que se vio por televisión, aunque 63 años después resulte difícil encontrar esa imagen. Tampoco el empate de Vernazza, de penal, a los 28 minutos del segundo tiempo. 

Algunos detalles de aquella primera transmisión: Ernesto Veltri fue el relator, y Enzo Ardigó y Raúl Goro, los comentaristas; una de las cámaras, ubicada al borde del campo de juego, la manejó Jaime Yankelevich; otra, que estaba en la platea, Nicolás del Boca, que era asistente pero se tuvo que hacer cargo porque Eduardo Velasco bajó a comer algo y no pudo volver de tanta gente que había. “Creo que enseguida me compré el primer televisor. Jugaba en River, tenía un buen poder adquisitivo”, recuerda José, que en 1952 inició un idilio con Racing que aún continúa. 

Canal 7 había sido inaugurado un mes antes y apenas había 1.300 televisores en el país. En los diarios aparecían las primeras publicidades ofreciendo el novedoso aparato: “Vea ... Escuche ... Compare ... Televisión Sylvania. Han llegado al país, los inigualables aparatos de televisión. Con claridad de cine”. Se vendían sólo en Florida 229. 

Con el tiempo, el fútbol televisado explotó y se volvió un gran negocio. En la Argentina y en el mundo. “De acá, veo todo. De Europa, me encantan la Liga inglesa y la alemana. Es increíble. Ahora, puedo ver todo”, reflexiona Pizzuti, memoria viva y lúcida de ocho décadas.

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