jueves, 15 de enero de 2015

A 130 años del primer partido jugado en Uruguay

VIERNES, 18 DE JULIO DE 2008.

Por Luis Prats (Socio del CIHF, desde Uruguay)

Arqueología en el fútbol: las antiguas canchas de Montevideo


Llegará alguna civilización que excavará en nuestras ciudades y rescatará los restos de edificios, monumentos y avenidas. También encontrará extraños templos con gradas alrededor de un espacio vacío y se preguntará qué ritos se realizaban allí, así como el significado de las inscripciones en las paredes: “Aguante bolso”, “Manya capo”, “Vamos que ganamos”.

Los arqueólogos futboleros del presente conocerán esos signos, pero en cambio les será difícil hallar trazas de las canchas del período fundacional de este deporte, donde a fines del siglo XIX y comienzos del XX se disputaron los primeros partidos. Sobreviven las crónicas y hasta la fama legendaria de Juan Pena, los hermanos Céspedes, José Piendibene, los primeros ídolos uruguayos de este deporte, pero los pastos que ellos pisaron ya desaparecieron bajo el cemento de nuevas construcciones.

En el barrio londinense de Plumstead, sobre la Hector Street, los jardines de algunas casas todavía muestran restos de las tribunas del Invicta Ground, estadio del Arsenal hasta 1893. En Montevideo resulta casi imposible descubrir algún vestigio de los antiguos escenarios, pues se trataba de instalaciones modestas, con escasas tribunas de madera y apenas una cuerda o un alambre para separar al público del campo de juego, aunque también hubo estadios que llegaron a albergar 20 mil y hasta 40 mil espectadores y ya no existen. Hoy, la ciudad tiene casi tantos estadios como clubes de fútbol, algunos antiguos, otros recientes.

La búsqueda del pasado debe comenzar necesariamente por el lugar donde se jugó por primera vez al fútbol en este país, un predio de la avenida 8 de Octubre casi Mariano Moreno, donde hoy se encuentra el Hospital Militar. Allí funcionó, entre 1861 y 1889, el campo deportivo del Montevideo Cricket, conocido como La Blanqueada por una antigua pulpería que extendió su denominación a toda la zona. En octubre de 1878, un grupo de socios enfrentó a la tripulación de un barco británico, según el testimonio de uno de los jugadores del primer equipo, Pedro C. Towers, publicado por la revista “Mundo Uruguayo” en julio de 1924, en una edición especial que contaba la historia (por entonces breve) del fútbol uruguayo.

El Cricket fue uno de los centros difusores del fútbol y otros deportes. Y cuando debió dejar su campo para la construcción del Hospital Militar, se trasladó a poca distancia. Su New Ground, también llamado La Blanqueada, estuvo entre 1889 y 1945 en la calle Cardal 3232, donde actualmente se ubican depósitos comerciales y residencias particulares. Allí se jugó con frecuencia cuando el fútbol comenzó a adquirir popularidad, en especial los primeros desafíos del Montevideo Team ante el Buenos Aires Team, seleccionados de las colectividades británicas de ambos lados del Plata. Sin embargo, el Cricket —fuerza dominante del fútbol local hacia 1895— dejó pronto de competir a nivel oficial y su cancha se destinó a otros deportes.

LOS PRIMEROS CLUBES. A fines del siglo XIX existían otros dos centros de práctica. Uno era Punta Carretas, por entonces un enorme descampado en el extremo sur de la ciudad. Allí se organizaban partidos informales con los marineros británicos y luego comenzaron a instalarse las canchas oficiales de muchos equipos.

Nacional jugó inicialmente (1899) donde hoy se encuentra la Iglesia del Sagrado Corazón, en Ellauri y Solano García, al costado de la anjtigua Cárcel, hoy emplazamiento del Punta Carretas Shopping. También pasaron por la zona Intrépido, Dublín, River Plate, Central, Reformers y Defensor, abriendo otras canchas u ocupando las que otros equipos abandonaban.

Varios quilómetros al norte, ya fuera de la ciudad, la compañía de ferrocarriles de capitales ingleses estableció sus talleres en Villa Peñarol. Y cuando en 1891 se creó el Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC), tuvo su campo de juego enfrente, en Coronel Raíz y camino Casavalle, donde hoy se encuentra el complejo de viviendas “José Artigas”. Sus instalaciones se limitaban a una casa para los vestuarios, de paredes de ladrillos cubiertas por enredaderas, que aparecen de fondo en las antiguas fotos del CURCC. Desde 1903, el escenario tuvo además un palco para damas y un alambrado perimetral. Los aurinegros jugaron allí hasta 1913, cuando las autoridades de la compañía exigieron el alejamiento del equipo a quienes se hicieron cargo del mismo bajo el nombre Peñarol.

El 1º de abril de 1899, Albion inauguró su cancha del Paso Molino, por entonces la más importante de la ciudad, con una tribuna de madera y un palco techado al estilo británico. Ello determinó que fuera la sede de los dos primeros partidos de la selección uruguaya: uno no oficial en 1901 (fue el Albion reforzado por dos jugadores de Nacional) y otro, el primero oficial, un año después. Ambos perdidos ante Argentina, por 3-2 y 6-0. También el primer encuentro por el Campeonato Uruguayo (CURCC 2-Albion 1, en junio de 1900. El estadio estaba ubicado en la hoy residencial zona del Prado, en 19 de Abril esquina Berro, y duró pocos años, ya que el Albion dejó de competir.

La llegada del ’900 trajo otro escenario, que por 30 años iba a ser el más importante del país: el Parque Central. La compañía de tranvías de La Unión y Maroñas concedió un predio en 8 de Octubre y Jaime Cibils al Deutscher Fussball Klub, el equipo de la colectividad alemana, donde se armaron dos canchas: la considerada oficial, con entrada por 8 de Octubre, y la otra, con ingreso por Cibils, que fue ocupada por el Deutscher. Pronto, el joven club Nacional empezó a utilizar la primera. Y se quedó hasta el presente, si bien las instalaciones y hasta la propia orientación del campo de juego cambiaron con el tiempo.

Una escisión de Albion creó en 1902 el Montevideo Wanderers, que un año después se estableció en Millán y Vilardebó. Los bohemios lograron éxitos rápidamente y buscaron un escenario mayor, que fue Belvedere (1909). El escenario sobrevive hoy, aunque pertenece a Liverpool.

El River de la época —el club actual con ese nombre fue fundado en 1932— se hizo fuerte a partir de 1913 en el Parque Lugano, en Joaquín Suárez y Lucas Obes, en el Prado. Fue escenario de un clásico oficial en 1913 y duró algo más de 10 años.

PARQUE PEREIRA. La realización de la primera Copa América impulsó la construcción de un estadio de madera en el Parque Pereira, luego rebautizado de los Aliados y después Batlle, a pocos pasos de donde en 1930 se erigiría el Estadio Centenario. Tenía una tribuna principal techada y en el partido decisivo ante Argentina albergó 40 mil personas. Poco después se desmontaron las instalaciones y se creó en el mismo lugar la Pista oficial de atletismo. El mayor escenario del fútbol hasta entonces duró poco más de un año, aunque aun hoy quedan vestigios. La tribuna principal estaba separada de la cancha por una valla sostenida por mojones de cemento, dos de los cuales se pueden ver tras las gradas de la Pista. Son retazos de historia que perduran, ajenos al cambio de destino deportivo de su emplazamiento.


NACIONAL Y PEÑAROL. La década de ’20 encontró al fútbol uruguayo en la cumbre de América, listo para dar el salto hacia los títulos olímpicos y mundiales, profundamente arraigado en el gusto popular y avanzando hacia una concepción más profesional.
Las multitudes que acudían a los encuentros obligaron a ampliar los escenarios, que se convirtieron en verdaderos estadios, aunque ya por entonces se reclamaba la construcción de un “gran stadium” que pudiera otorgar comodidad al público.

El Parque Central de Nacional seguía siendo el principal escenario, luego de dos reformas en 1911 y 1920. Se ingresaba por la avenida 8 de Octubre, por un camino bordeado de árboles, donde hoy se levanta la sede del club. Con capacidad para unos 20 mil espectadores, tenía dos tribunas laterales de madera, una de ellas techada, que se quemaron en un incendio en 1941. El club reconstruyó el escenario, pero en cemento, modificando la orientación del campo de juego (que pasó a ser paralelo a 8 de Octubre) por problemas derivados de la presencia de fincas linderas.

En 1921, también Peñarol tuvo su estadio en Pocitos, de similar capacidad. Al alejarse de Villa Peñarol, los aurinegros alquilaron Belvedere —entonces campo de Wanderers— durante algunas temporadas, hasta que inauguró Las Acacias en 1916. Pero era un escenario demasiado pequeño y alejado, por lo cual el club obtuvo la concesión de un terreno a los fondos de la Estación Pocitos, en Rivera y Gabriel Pereyra. El arquitecto Juan Scasso —quien años más tarde diseñaría el Estadio Centenario— hizo los planos y en noviembre de 1921 se inauguró el estadio. También era de madera, con dos tribunas y un palco techado, curiosamente ubicado cerca de uno de los corners y no en el centro.
El estadio duró hasta 1933, aunque hasta los ’40 quedó el predio baldío. Entonces el Municipio abrió la avenida Soca, que pasa justo frente a una de las áreas de la vieja cancha. Hasta hace algunos años, sobre Pereyra permanecían en pie las boleterías del estadio.


EL CISMA. En 1922, el fútbol uruguayo sufrió un profundo cisma, que dividió a los clubes en dos bandos: la Asociación, liderada por Nacional, y la Federación, encabezada por Peñarol, ambas con su propio Campeonato Uruguayo. La primera división se abrió entonces para decenas de equipos y pequeñas canchas albergaron encuentros oficiales. Algunos siguen actuando en las competencias profesionales del presente, otros desaparecieron. Entre ellos, Charley que actuaba en Piedras Blancas, Lito con su campo en La Teja, Belgrano en la avenida Larrañaga, Universal en el Parque Salvo del barrio Capurro, un club Capurro que a su vez jugaba en el Parque Narancio de Las Acacias, Misiones en el Parque Chaná de Maroñas, Uruguayo en Gral. Flores y Consulado, Olimpia en el Parque Higiene y Salud de Gral. Flores y Larrañaga.

Entre los clubes que se consolidaron figuran Defensor, que después de contar con varios campos en Punta Carretas y Pocitos se estableció en 1926 en el Parque Rodó. Central, de Punta Carretas se fue al Parque Ricci, frente al actual Parque Batlle, y luego al Parque Fraternidad, de Garibaldi casi 8 de Octubre.

Bella Vista, después de alternar en terrenos improvisados en su barrio, conoció algunos de sus mejores momentos en el Parque Olivos, ubicado en Agraciada y Olivos, una calle que fue rebautizada con el nombre de su mayor figura, José Nasazzi. El campo estaba ubicado a los fondos del actual Colegio San Francisco de Sales (Maturana) y el garage policial, hasta que a comienzos de los ’30 el club se mudó al Prado.

Justamente junto al hoy Parque Nasazzi se encontraba una de las primeras canchas de Liverpool, que había iniciado su historia en la Cuchilla de completar
Hacia 1924, Racing se instaló en Enrique Martínez y Burgues, donde jugó hasta que a fines de los ’30 se trasladó a Sayago. No lejos de allí estaba el campo de Colón, en Enrique Martínez y García Peña.

Cerro jugó durante años en el Parque Santa Rosa, legendario por lo bravo que era para los visitantes. Estaba ubicado en camino Pernambuco (Cerro Norte), no lejos de su Monumental Luis Troccoli, inaugurado en 1964. Su rival de barrio Rampla Juniors jugó en canchas improvisadas de la zona hasta que ya en los ’20 ocupó el Parque Nelson, hoy estadio Olímpico.

Hasta los años ’50, Miramar actuó en el Parque Campomar, ubicado en Comercio entre Azara y Vitrubio, y recuperó la condición de dueño de casa al fusionarse en los ’80 con Misiones, que aportó su Parque Méndez Piana.

La ubicación de muchos de estos campos de juego revela la forma en que creció la ciudad. La mayoría de las actuales avenidas son antiguas e incluso se formaron a partir de senderos que conducían a Montevideo cuando ésta salió de sus murallas coloniales. Sobre estas avenidas —Agraciada, Millán, 8 de Octubre, Avenida Italia— se extendieron las construcciones, pero a pocos pasos se mantuvieron, por años, enormes descampados o zonas de quintas. Progresivamente, los terrenos se lotearon y se abrieron nuevas calles, por lo cual desaparecieron las huellas de aquellos futbolistas pioneros.

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